Mi experiencia como profesora de español online

Hoy os traigo mi primera entrada del 2016 (lo sé un poco tarde), pero espero que os guste. En esta ocasión voy a compartir con vosotros mi experiencia como profesora de español online: cómo surgió la idea, qué ventajas e inconvenientes tiene ser profe online, cómo preparo las clases, qué herramientas utilizo, etc.

En primer lugar, vayamos a los inicios. Hace aproximadamente un año y medio, una alumna me introdujo (para suerte mía) en las clases de español online. Se acercaba la fecha de regresar a su país de origen, tras un cuatrimestre como estudiante Erasmus en Granada y con muchas ganas de aprender español decidió que quería continuar con nuestras clases y me planteó la idea de hacerlo por Skype. Hasta ese momento yo no había contemplado la posibilidad de ser profesora online de español y cuando me lo propuso, inicialmente, me pareció una gran idea (la cual yo no me había planteado y no sé por qué no lo había hecho). Tras la emoción del momento (hay que reconocer que me sentí muy dichosa cuando mi alumna me dijo: «Quiero continuar teniendo clases contigo»), llegó el momento de la reflexión interior: ¿Cómo se imparte una clase online? ¿Qué recursos y herramientas he de utilizar? Constantemente venían a mi cabeza preguntas y más preguntas y he de decir que tenía mucho respeto (y podemos decir que también un poco de miedo) al cómo afrontar la situación.

Al final, por incompatibilidades horarias, mi alumna y yo no pudimos realizar ninguna clase por internet y, sinceramente, que mi primera clase de esta modalidad fuera con ella era algo que me tranquilizaba, pues ya nos conocíamos.

A pesar de estas incompatibilidades con ella, en mí ya existía el nuevo reto de impartir clases online. Encontraba en esta modalidad múltiples ventajas: la posibilidad de tener alumnos de todo el mundo (más allá de los límites de una ciudad o una provincia), la flexibilidad horaria (la “libertad” de decidir tu horario de clases), etc.

Ya solo me quedaba saber cómo conseguir alumnos y lo que más respeto me daba: buscar información que me ayudara a saber cómo impartir una clase online de manera satisfactoria. Lo primero no fue del todo difícil, pronto encontré información sobre diferentes portales en los que se pueden aprender gran cantidad de lenguas, como son: Verbling, Italki,… Sin embargo, no fue tan fácil hallar información sobre cómo dar una clase de español en línea. No esperaba el libro maestro que me diese la clave del éxito, pero he de admitir que esperaba que bastantes personas a través de sus blogs o páginas web hubiesen compartido su experiencia y quizá algunos consejos. No encontré todo lo que yo esperaba, pero sí bastantes cosas interesantes que me ayudaron muchísimo, como una serie de entradas en el blog de Babelan: Enseñar idiomas por Skype, una Guía básica del profesor de español por Skype de El Blog para Aprender Español o la entrada Clases online con Google Hangouts de Parlotea.

Los portales de enseñanza de idiomas nos ayudan en la resolución de algunos problemas que pueden surgir en las clases por internet, por ejemplo, la diferencia horaria. A veces programar una sesión se convierte en una difícil tarea: cuando en España es por la mañana para el alumno es medianoche, cuando para el alumno es por la tarde para el profesor es medianoche,… Pero los portales solucionan esto sin dificultad alguna, el alumno solicita una sesión con el horario de su país y el portal te hace llegar la solicitud de sesión con el horario del tuyo. También ayudan en lo que respecta a la remuneración económica, tienes la seguridad de que si das una clase la vas a cobrar, pero evidentemente el portal se queda un porcentaje por los gastos de gestión y por darte la posibilidad de contactar con un alumno o con un profesor.

Retomo la historia, que me lío y no avanzo. Pocos días después de registrarme en diversos portales de enseñanza de idiomas, llegó el primer alumno, el cual programó conmigo una sesión de prueba de media hora. He de hacer aquí un paréntesis y decir que el portal a través del cual contactó conmigo el alumno solamente nos permitía (una vez programada la clase) conocer el nombre de usuario que la otra persona tenía en Skype, es decir, el medio de comunicación iba a ser Skype (aunque hay más medios de comunicación que podemos utilizar, como: Google Hangouts, FaceTime,…).

Días antes de la clase le pregunté al alumno cuál era su nivel español, para qué estudiaba español, qué esperaba de la clase, etc., y teniendo en cuenta todo esto, preparé mi clase: presentación, algunas preguntas para saber cuáles eran sus necesidades, qué dificultades creía que tenía, qué quería mejorar, en qué aspectos quería centrar las clases,… Ya tenía un alumno, la clase programada y la sesión preparada, solamente quedaba esperar. El día llegó y los minutos previos a la clase fueron  de puro nerviosismo y de múltiples preguntas: ¿funcionará? ¿no funcionará?

Media hora más tarde, una vez terminada la videollamada, llegó el momento de la reflexión: «Para ser la primera clase no ha estado mal, he estado un poco nerviosa, evidentemente hay actividades que son más difíciles o casi imposibles de realizar vía Skype, pero la clase ha funcionado, el alumno ha quedado contento y tiene intención de programar otra sesión». Prueba superada.

Desde mi experiencia puedo decir que una vez completada la primera clase (después de la sesión de prueba, esto es, la primera clase «oficial»), todo es más fácil: vas perdiendo los nervios, te relajas y ponerte delante del ordenador a enseñar español a una persona que está en el otro extremo del mundo te parece lo más normal.

Y una vez que entras en el mundo de las clases online comienza la difícil tarea de poder realizar por internet todas las actividades que tienes pensadas para que tu clase sea más dinámica y satisfactoria. A veces realizar una actividad o un juego no es nada fácil en las clases en línea y, otras veces, es imposible. Pero, indagando descubres diferentes recursos, programas o webs que te ayudan a poder crear y realizar gran número de actividades a través de internet, de forma que tus clases se ajusten perfectamente a lo que quieres hacer de ellas.

Y he aquí una confesión: yo tampoco tengo el libro maestro de cómo dar una buena clase online. Sin embargo, con la con la ayuda inicial ya mencionada, la experiencia que poco a poco se va cogiendo y la pasión por mi profesión, lo que sí puedo afirmar es que he aprendido mucho de esta modalidad de clases, que sigo aprendiendo cada día y que sigo intentando superarme para lograr que mis clases sean lo más profesionales posible y que se ajusten, en la mayor medida, a lo que yo considero que es una sesión de aprendizaje dinámico, productivo y satisfactorio, tanto para el alumno como para mí.

 

Finalmente, me gustaría manifestar que impartir clases online es igual de difícil, incluso más que dar clases presenciales. No olvidemos que para impartir clases de español (o de cualquier otro idioma), sean del tipo que sean, debemos prepararnos profesionalmente. En internet muchas veces se encuentran profesores que son nativos de una lengua y que dicen ser docentes, pero ser profesor de una lengua es más que ser nativo e impartir una buena clase es más que disponer de una aula o un medio de comunicación en los que compartamos tiempo con nuestros alumnos.

 

Para enseñar a los demás, primero has de hacer tú algo muy duro: has de enderezarte a ti mismo.

Buda

Espero vuestros comentarios.

Nos vemos pronto.

Adela